Escrito por: Juan Sebastian Carpintero
Según muchos asistentes acabamos de vivir la mejor edición de Baum Festival.
Artistas como Jeff Mills, Boris Brejcha, The Black Madonna y Rodhad se dieron cita en el Club Bella vista Colsubsidio ante un público masivo e imponente.
Se habla de más de 17.000 personas, más de la mitad de las sillas del Estadio Nemesio Camacho El Campin, y superior a la capacidad del vecino Movistar Arena. ¿Ustedes pueden creer que un festival de música conocida por ser "underground", que en su primera edición "sólo"tuvo a 6.000 asistentes con DJ´s de la talla del ganador del Grammy
Dubfire, la creadora de Mobile Records Anja Schneider, y los capos Danny Tenaglia y Paul Ritch logró tener en su quinta edición a más de 17000 personas?; bueno, ese es el poder de Baum Festival, que en su edición de 2019 rompió todos los pronósticos y demostró que la escena electrónica colombiana está en su punto más alto desde esos primeros espectáculos en Cinema; en la Bogotá de los 90´s.
¿La locación? El club Bella vista Colsubsidio, ubicado en la salida norte de la capital colombiana, permitió acomodar de forma correcta los cuatro escenarios (Main, Baum, Páramo y Nott); quizás para la próxima edición del festival se debe encontrar un lugar más amplio y acorde a la imponente escena colombiana que agotó las boletas a 5 días del festival, causando una oferta muy alta que favoreció tanto a los revendedores que estaban pidiendo $250.000 COP, $400.000 COP y hasta un millón de pesos por una boleta que costaba antes del SOLD OUT $113.000 COP.
La masiva asistencia por parte del público hizo que las filas estuvieran abarrotadas desde muy temprano; bailando a las afueras del festival, mientras este iniciaba con beats de la bogotana Kat, sonidos de DJ Fresh, y la presentación del residente de Baum, el alemán Niklas Stadler, quien con su sonido contundente puso a gozar a los primeros asistentes del festival.
Uno de los aspectos importantes de los festivales en todo el mundo es la capacidad de añadir espacios que involucren a los asistentes en actividades que les permitan vivir la experiencia a tope, transformando esa faceta musical en un concepto muy diferente a lo que acostumbramos a vivir en los ravers de los clubs. Esta ocasión no fue diferente y pese a lo reducido del espacio, encontramos algunas actividades de parte de los patrocinadores del evento, además de una muy diversa plazoleta de comidas ubicada encima del escenario Nott, facilitando a los asistentes el acceso a ella para disfrutar de un espacio para comer y relajarse.
Comenzada la tarde vimos el primer gran show del evento: ¡Mat Joe! Si hay algo que decir de este dúo alemán fue la calidad de ensamblar a la perfección el house de bajos contundentes con el hip hop usualmente escuchado por skaters de una época, en la que MySpace era la mejor arma para darse a conocer. Estos dos mejores amigos tienen una sutileza a la hora de tocar increíble, demostrando la simetría que han construido en estos casi 13 años de carrera, trayendo la playa de Ibiza a su show en Bogotá tras regresar luego de su show en Halloween de 2018 junto a Kolsh en el árbol (BAUM). Mat Joe empezó el ritual de una forma casi hipnótica en medio del frío y muy bello atardecer bogotano, calentando a todos aquellos que recién empezaban la fiesta. Durante casi dos horas nos hicieron bailar con ese Tech House insignia, reventándola con su nuevo lanzamiento Ya Know bajo el sello housero alemán This Ain´t Bristol. Definitivamente no hubo mejor comienzo que el picante que le añadió este par a una fiesta que hasta ese momento empezaba.
Aquel escenario bajo la plazoleta de comidas "Escenario Nott", fue apoderado por el "Girl Power", el parqueadero del Club Bella vista fue transformado en un pequeño e imponente club dentro del festival, equipado con un sonido brutal, y visuales tradicionales que sintieron como el colectivo de chicas paisas cambiaron un espacio húmedo y gris en un stage lleno de fuerza y poder que transmitieron DJ´s como Julianna y Sofía Mejía, que con su sonido fuerte y perspicaz demostraron el por qué el machismo tradicional dentro de la escena está mandado a recoger, y que ellas están pidiendo pista en una escena que cada vez más se transforma y permite que las mujeres sean las que se apoderen del booth y nos pongan a bailar a todos.
En el escenario "Baum" las energías ya estaban arriba luego del show del residente del club De School, el holandés JP Enfant, que demostró como la escena del país de los tulipanes sigue siendo un referente a nivel mundial, dejando todo listo para Silent Servant, quien fue capaz de reventar ese escenario con su sonido industrial, y cómo no, si junto a su conocido sello Jealous God le dio rienda suelta a la imaginativa y sonidos puros característicos de la nueva ola del techno, dando un golpe en la mesa y transmitiendo un mensaje en el que los más nuevos pueden empalmar con la vieja escuela creando sonidos frescos y autónomos.
Simultáneamente, en el "Main Stage" empezaba el show del globalmente conocido sello Fckng Serious con la escudera y responsable del ascenso del hombre de la máscara, la alemana Ann Clue. La productora y DJ se subió al booth enlazando sonidos espaciales y creando una conexión casi inmediata con el público bogotano en medio de unos visuales que se empezaban a posar sobre la majestuosa luna llena que adornaba el festival. La teutona, que si bien no es la más conocida en su sello, impone sus sonidos con releases como el Salvation y el muy sensual Trip.
Me gusta pensar en la relación de los colores y el techno y en la sinergia que existe entre ambos a la hora de ser percibida por nuestros sentidos. Me gusta ver como el azul oscuro y Boris Brejcha se encuentran de forma especial con los láseres, la luna y las estrellas. El alemán llegó a Bogotá por segunda vez siendo uno de los shows más esperados de la noche, y cómo no si la viralización en los últimos años de su preciado High Tech Minimal, y en parte del techno global se debe a su muy famoso set para "Cercle" en el hermoso palacio de Fontainebleau en la ciudad francesa que lleva este mismo nombre.
Su presentación tenía a muchos asistentes en vilo ya que en los pasillos de la escena se hablaba de Boris como un artista que empezaba a salirse hacia algo más comercial, y como yo lo veo, él está consolidando un sonido nuevo que puede servir para atraer nuevos cuerpos a las pistas de baile alrededor del mundo y darle el relevo generacional que tanto necesitan todas las culturas musicales, porque si Bogotá quiere seguir teniendo la amplia propuesta electrónica que es hoy en día necesita ese empujón que incline la balanza hacia el techno y la música electrónica, y evite el declive que sufrieron otros géneros.
El DJ de la máscara demostró nuevamente por qué es tan querido en Colombia, y junto a un impecable show de luces, lasers, y bajos vibrantes salió con ímpetu al booth, armando un festín entre todos los asistentes, en un Main que estaba a reventar con miles de personas descontroladas bajo sus sonidos sensoriales que nos regaló el alemán.
Boris fue el que puso la barra muy alta para todos los artistas que venían después de él, sin embargo paralelamente a su show nos encontramos con fuego en otro escenario, y si en el Main estaban con azul media noche, el escenario Baum era el frenesí negro y contundente con el brutal show de Sigha que tuvo en su público a los amantes del Techno duro europeo, ese mismo que te lleva de 0 a 100 en un par de segundos y te hace explotar la cabeza. Años atrás, el inglés trabajó mano a mano con Hotflush Recordings, el sello del gran productor y DJ inglés Scuba, el cual, además de hacer colaboraciones con artistas de la talla de Marcel Dettmann; Sigha siempre se caracterizó por enlazar sus melodías hipnóticas, mezclas rápidas y bastante técnicas a los sentidos de su público que estalló en fervor al ver lo que mejor hace.
A portas de la media noche vimos como los horarios de tres increíble chicas con sonidos muy diferentes se cruzaban entre ellas. En el Main iba la leyenda norteamericana nacida en Kentucky, conocida por ser parte de la banda sonora del popular juego Grand Theft Auto V; la veterana The Black Madonna. En el Baum iba la revelación del techno ruso Anastasia Kristensen estrenando su último EP "Ascetic", bajo el sello inglés Arcola, y en el Nott iba la abanderada del sello Ostgut Ton, la alemana Virginia, lista a darla toda con su set híbrido lleno de ritmos análogos de los 80’s y 90’s junto a las voces en vivo y el groove de la nueva era que logró tocar las fibras del buen armado escenario Nott.
Creo no ser el único que queda con un sin sabor frente al show de The Black Madonna que llegaba a Bogotá como una de las grandes apuestas del festival luego de su show en el festival Estéreo Picnic en 2018, y teniendo en cuenta la gran trayectoria que tiene a sus espaldas siendo uno de los íconos femeninos más importantes de la actualidad, nos dejó un inicio un poco confuso y lento que no ensambló a cabalidad con lo que venía sonando en ese stage anteriormente. Entendemos que ella esté buscando un nuevo sonido que imponga la parada y que evolucione el concepto actual de su música, sin embargo, esperábamos una línea que evolucionara lo expuesto con Boris anteriormente. Ojo, no digo que ella sea una mal Dj, pero si esperaba algo más de la creadora de tracks increíbles como: We Don't Need No Music que salió de Stripped; Chewed Records o el imponente A Jealous Heart Never Rests del sello Argot.
Uno de mis shows favoritos fue precisamente el de Anastasia Kristensen, quien llegó a Bogotá a darla toda. La rusa es considerada la nueva generación raver del gigante país gobernado por Putin. Sangre fresca que está haciéndolo todo bien en pistas de todo el mundo incluyendo el famosísimo Berghain en Berlín, y Fabric en Londres. Sus sonidos versátiles revolucionaron la pista, y sin duda alguna llevó a conocidos y extraños a un carnaval inmerso en las poderosas visuales del escenario Baum.
Uno de los shows que más llamó la atención del público fueron los chicos de Pachanga Boys, quienes tienen un sonido que quizás podríamos catalogar dentro del House, pero sin duda alguna Superpitcher y Rebolledo crearon una sintonía que no se había visto dentro de los anteriores festivales, introduciendo elementos de la esencia del conocido Burning Man al set presentado en el escenario Páramo, adornado de forma muy elegante para la ocasión.
ROJO, ROJO, RODHAD.
El vikingo volvió a Bogotá con pura candela damas y caballeros, y es que no es para menos siendo él el elegido de muchos de nosotros para ser el abanderado del festival. Anastasia dejó todo listo para que el alemán se subiera al escenario a media noche con la luna en su punto más alto, como si ella esperara el brutal show del teutón. El abarrotado escenario de Baum fue testigo de una descarga frenética con tintes rojos gracias al dinamismo de los visuales del escenario, distribuidas de forma impecable dentro de la carpa y armando un aquelarre entorno al poderoso Dystopian.
Para el cierre nos tocó escoger: Gokú o Vegeta, jugo de lulo o de maracuyá, América o Europa. Jeff Mills o Bart Skils. El primero tiene más de 30 años de carrera y prácticamente se inventó todo esto. El segundo hace parte de la primera fila de artistas del conocido sello Drumcode Records. Jeff volvió a Bogotá como el actor principal de una película de culto, demostrando porqué es conocido por ser uno de los representantes del techno más importantes del mundo. No se guardó nada y nos transportó a un viaje por la esencia del legendario Motor City institution Underground Resistance. The Wizard continua recordándole a todos por qué es el papá de esta vaina, y le dio a el Main un cierre con muchísima altura.
Sin duda alguna el Baum Festival 2019 marcará un precedente en cómo debe desarrollarse un festival de este tipo, y sin dejar de lado algunos lunares, nos queda un buen sabor de boca luego de lo vivido en el Club Bella vista. Esto se trata de música, amistad, amor y buenas energías, porque no hay nada como bailar y sentir a esos que te hacen vivir a tope experiencias así. Midan sus fiestas, conozcan sus límites, y hagan de cada noche la mejor de todas.
La capital colombiana no se detiene y en un par de semanas el árbol nos tiene el show de uno de mis favoritos, Matador, un capo del hermoso techno de carretera a media noche y luna llena. Allá nos veremos todos bailando bajo los ritmos del irlandés que viene a explotar Baum en una noche de sábado que promete muchísimo.
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